Sábado 28 de septiembre de 2013
... falta una semana para el primer aniversario de la catástrofe acaecida en Mondéjar... pocos sobrevivimos a la infección y a la explosión de la mañana. Durante este año y bajo la estrecha vigilancia del ejército hemos ido reconstruyendo algunas casas y pequeños comercios. Muchos de los que aquel día no estábamos aquí hemos querido honrar la memoria de nuestras familias devolviendo al pueblo la vida que perdió hace casi un año.
... un año extraño, silencioso, en el que la desconfianza ha gobernado y dirigido nuestras vidas... el pueblo ha seguido en cuarentena y a ninguno de los que vinimos a buscar supervivientes nos permitieron salir... el ejército repartía víveres, mantas y lo necesario para subsistir, pero no dejaban salir a nadie del casco urbano. De vez en cuando alguien desaparecía. "Habrá escapado", nos decíamos algunos, con esperanza, pero todos pensábamos algo muy distinto sobre el destino de los desaparecidos.
... en marzo tuvimos noticias de otra infección en un pequeño pueblo de Valencia. Por lo que oímos hablar a los soldados, muchos de ellos se fueron y dejaron el pueblo con una vigilancia mínima. Ese día un muchacho intentó escapar: Aitor nunca tuvo muchas luces, intentó distraer al control militar con unos fuegos artificiales, pero se quemó él mismo y recibió una brutal paliza por parte de los soldados... ahora solo tiene la mirada perdida y babea de vez en cuando. Su padre le alimenta, pero es una carga para todos, aunque nadie dice nada y por supuesto nadie ha denunciado...”
... no queda nada del antiguo cementerio y construimos uno nuevo, con cruces con los nombres de todas las personas que perdimos aquellos días. No había cuerpos que enterrar, no se encontro nada de nadie. Un campo de cruces de madera vacío y silencioso en el que pasábamos mucho tiempo, cuidándolo, plantando plantas y flores, pensando en cómo sería nuestra vida si no hubiera pasado nada de aquello.
... sonaba el toque de queda pero eran las once de la mañana. Qué raro, aunque lo mejor era volver a casa y cerrar las puertas. Disparos... corremos, gritos... ¡Otra vez no, otra vez no por favor, otra vez no...!